La motivación en el aula es clave para que el alumno se implique. Está estrechamente vinculado con el aprendizaje. Según varios estudios es una de las principales causas del bajo rendimiento escolar.
En nuestra academia somos muy conscientes de la importancia que tiene en los alumnos esta parte, por ello siempre estamos buscando formas nuevas de llamar su atención, provocarles curiosidad, ganas de aprender y diversión, haciendo del aprendizaje una experiencia para ellos.
¿Qué factores influyen para que nuestra motivación en clase sea alta o baja?
Hay dos factores a tener en cuenta, la motivación extrínseca, que provienen de fuera del alumno y la intrínseca, las emociones que despierta el propio aprendizaje en él.
Los factores externos tienen que ver con la recompensa que espera el alumno al realizar una tarea, las notas, los propios profesores y su forma de enseñar, el posible premio por parte de los padres u otra fuente o incluso la evitación del castigo.
En cambio, la motivación intrínseca viene dada por el propio alumno, sus ganas de ser bueno en la materia, destacar sobre los demás, ser eficaz o cómo se lo está pasando en el aula.
Las emociones juegan un papel fundamental en el aprendizaje, tanto las positivas como las negativas. El miedo, estrés, aburrimiento, etc. pueden provocar un rechazo hacia ese aprendizaje, obteniendo peores resultados.
Por otro lado, un ambiente positivo, donde se provoque curiosidad, mejore las expectativas de éxito, las experiencias positivas, la diversión y sobre todo aquellas que mejoren la propia autopercepción del alumno, son capaces de mejorar los resultados académicos por encima de lo que el alumno, en un principio, era capaz de pensar.

Si bien la motivación debe surgir desde el interior, por ser una respuesta emocional, la figura del profesor resulta esencial como facilitadora de ese proceso.
7 estrategias para mejorar la motivación en el aula.
Para desarrollar mejor la motivación en el aula debemos despertar en el alumno una serie de sentimientos que le permitan un mayor aprendizaje.
Despertar la curiosidad del alumno.
Un alumno que no esté motivado no va a prestar atención en el aula, disminuyendo notablemente su aprendizaje.
Para poder despertar esta curiosidad el profesor debe realizar tareas novedosas, emocionalmente cautivadoras y que despierten esas ganas de seguir aprendiendo, porque sin atención no hay aprendizaje. Esta curiosidad es la que nos incita a explorar, investigar y, por consecuencia, a aprender.
En un estudio realizado en la universidad de California se describió que el cerebro segrega dopamina ante un estímulo sorprendente o novedoso. Esta sustancia es responsable de las emociones positivas y activa los centros de memoria y atención. Los sujetos eran capaces de recordar mejor la información.
Además, este mismo sistema de dopamina, también se activa al hacer actividades sociales. Por lo tanto, podemos incrementar las actividades colaborativas y creativas, ya que esto estimula a los estudiantes a aprender, puesto que, se involucran momentos afectivos.
En nuestras clases nos ayudamos de preguntas, recursos digitales, ejemplos y cualquier cosa que se nos ocurra para despertar la curiosidad de nuestros alumnos.
Interés por las clases.
Con tantos estímulos que tenemos hoy en día, encontrar el interés es arduo, pero conociendo a los alumnos somos capaces de encontrar aquello que les provoque este sentimiento.
Un aprendizaje real, donde los alumnos sean capaces de ver su utilidad en el día a día, ayuda a captar el interés del alumno.
Retos para evitar la rutina.
La rutina es tediosa, hacer todos los días lo mismo es aburrido y no ayuda a conseguir una motivación. Para evitar esto creamos situaciones que supongan un reto para los alumnos.
Así los sacamos de su zona de confort, despertando interés y curiosidad. Estos retos están adaptados al nivel y las destrezas de nuestro alumnado, pero sin sobrepasar sus límites.
Alumnos protagonistas en las clases.
Ser parte del proceso les ayuda a mantener el interés. Una participación activa, facilitada por el profesor, es esencial para lograr esto.
Mejora continua del alumno.
El alumno debe ser capaz de ver una evolución tanto en su aprendizaje como personalmente, así logramos una satisfacción personal.
Para ello mezclar contenidos nuevos con conocimiento ya adquirido en los retos, les ayuda a lograr esta mejora que todos deseamos.
Alumnos valorados.
Todos los alumnos necesitan sentirse valorados, que el error es solo una parte del aprendizaje. Necesitan sentirse valorados y que su esfuerzo y progreso merecen la pena
Interacción y trabajo en equipo.
Es una parte fundamental en el aula, fomentar esta parte da importancia a cada parte del grupo.
Para lograrlo hace falta incentivar el trabajo en equipo y reconocer los avances y esfuerzos de cada uno de ellos.
Recursos que utilizamos en nuestra academia
Para ayudar a los alumnos en este proceso de aprendizaje, utilizamos un montón de recursos interesantes para ellos. Por ejemplo, para mejorar el trabajo en equipo, la pronunciación y la escritura usamos los podcast.
Para mejorar la confianza en sí mismos, los sentimientos favorables y una introducción a la clase, realizamos una pequeña asamblea donde nos cuentan cómo están y que les ha pasado ese día.
Con los más pequeños empleamos canciones al principio y al final de cada clase, consiguiendo que estén más motivados.
Para que los alumnos pierdan la vergüenza a la hora de hablar inglés fuera del entorno de la academia, les hacemos una llamada mensual a sus casas.
Hay infinidad de recursos que se pueden usar, desde tablets, a elementos físicos, juegos o canciones. Lo importante es conocer al alumno y sus motivaciones.
Conclusión
Un alumno motivado aprende más y mejor. Como hemos estado viendo a lo largo de este artículo, hay muchas formas de conseguirlo y de no hacerlo. Por ello, en nuestra academia de inglés siempre estamos buscando formas nuevas de motivar al alumno, conseguir que nos preste atención, que venga con ganas a nuestras clases y aportarle todo aquello que necesita para lograr sus objetivos
Te dejamos un video muy muy interesante sobre la motivación en el aula y como el juego, la incertidumbre y la recompensa son fundamentales en el aprendizaje.